martes, 25 de noviembre de 2014

La lluvia

Me noto triste. Sí, me noto triste. No hace mucho, poco más que una semana. Pero sí, últimamente me noto triste. El estudio se me antoja pesado; se me pega en la ropa. Levantarme es un movimiento cruel. Crueldad autoinflingida. Y uno se pone a pensar a que vendrá tanta tristeza. Subo a la azotea, quizás el aire tenga la respuesta.

De pronto me encuentro en un ambiente verde; mi padre, allá donde va, siempre llena de vegetación el lugar mientras hace camino y, de alguna manera, así vive siempre en el campo. Me he acostumbrado a esta visión. Mi casa, el lugar en el que vivo, no sería mi casa si no hubiera plantas. Me siento fuera, a hablar con el aire. Rafael Lechowski y su Por amor al odio resuenan en mis oídos. Me acuerdo entonces de mi mejor amigo; hace poco estuvo aquí, pero ya se fue. Volverá, como yo volví, "la vida es una, pero creo que aún es pronto". Espero que la música me de respuestas, y espero bien.

No traía el aire respuestas. Las traía la lluvia. Las gotas comenzaron a caer sobre mi cabeza, y dejé caer la capucha de mi chaqueta sobre mi cabeza. Y entonces todo tuvo sentido. Miren, no sé si lo he dicho, pero me noto triste. Y ya sé porque estoy triste; sí, es la maldita lluvia, ese feo cielo gris. Es esa Inglaterra en la que mataba los días encerrado entre cuatro paredes, la cárcel mejor ideada del mundo, y sin ninguna duda la más útil. Yo estuve allí, pero volví.

Sin embargo, él sí sigue allí. Hace poco estuvo aquí, pero ya se fue. Y cuando él se fue comenzó la lluvia, y los paraguas se abrieron, y las calles se vaciaron, y las escuelas cerraron, y los barrancos desbordaron... Volverá, como el sol volverá en unos días. Sí, sé que me noto triste, pero deja que salga el sol, que mi piel sienta el calor dorado de la felicidad. Deja que pasen los meses, que ya todo volverá a la normalidad.

Y es que miren, señores, los canarios sabemos que hay algo especial en el sol, algo toca nuestras más profundas raíces, y nos cambia nuestra naturaleza totalmente. Un canario no puede vivir sin sol, ya viva en el monte o en la playa, ya en la ciudad o en el pueblo. Agradezcamos las penas de esta lluvia, que llenará de agua las presas y los charcos, que hará que Sorrueda vuelva a ser Sorrueda. Ya luego saldrá el sol, ya luego no me oirán decir "me noto triste".

Dedicado a un gran amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario