domingo, 14 de octubre de 2012

Presumir de ignorancia (Luces y sombras)

Nos gusta ser cultos, nos gusta saber. Cuando se habla de un tema, y disponemos de información sobre el mismo para dar una opinión de valor, nos sentimos orgullosos de nosotros mismos. Aún así, el español medio sufre de una cierta parálisis cerebral, comúnmente conocida como vaguedad, que le impide llevar a cabo actividades que requieran un cierto esfuerzo por encima de lo normal, y cuya recompensa no sea inmediata, por lo que el deseo de ser culto, se queda en eso, un deseo. Cierto es que existen muchas excepciones que brillan con tanta fuerza que la presencia de aquellos menos iluminados deja de tener importancia. Al fin y al cabo, nadie se fija en una vela cuando el sol brilla en lo alto.

Sin embargo, las sombras poseen más importancia que las velas, y muchos acaban buscándolas en la presencia del sol cuando este quema nuestra piel. Por ello, creo que es necesario estudiar a una minoría (no tan minoritaria) que denominaremos sombras y que se puede encontrar en España. A esta minoría en su fase adolescente, que puede durar muchos años (ardua tarea la de madurar), le aberra todo lo que esté relacionado con la cultura. Se jactan de no leer libros, se pavonean de sus partes escolares y de su historial de notas. Les gusta presumir de ignorancia. Pero no hay de que preocuparse, son velas apagadas, nadie les presta atención. (Gran fallo por parte de la sociedad, que pierde miembros útiles por errar en su educación).

No obstante, esta minoría madura y se vuelven realmente sombras, mucho más peligrosas. Son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de la importancia de saber, pero tan incapaces como las velas de adquirirlo. ¿En qué se diferencian entonces? Una sombra es incapaz de resistir a la tentación de mostrarse activa y participar en cualquier conversación a pesar de su palpable ignorancia. Esto no tendría que ser peligroso.  El peligro aparece cuando se introducen en temas políticos o de otra índole similar que pueden afectar directamente a eventos sociales. Por ejemplo, escuchan haciendo zapping algo de recortes y sin acabar de escucharlo, corren a comentarlo con el resto de sus conocidos. Comienzan a hacer uso de la demagogia y oiga usted, incluso parecen convincentes.

Y ahí radica el verdadero peligro, en la queja ignorante. Quejarse sin saber de lo que uno se queja puede ser muy peligroso, y cuando luchas sin saber por lo que luchas, ¿cómo vas a defenderte a ti y a tus ideales?. Por todo lo anteriormente dicho, es mejor ser una vela con aspiraciones a sol, que una sombra sin ideales. Y si no, siempre podremos presumir de ignorancia.

6 comentarios:

  1. El uso de la luz, la sombra, las velas, el sol, logra eficientemente la comprensión de tu punto. Soy profesora universitaria y desafortunadamente me topo con estas velas apagadas en busca de las sombras más seguido de lo que quisiera. Ahí encuentro mi reto, en convertir estas velas apagadas (mientras se esté a tiempo)en velas encencidas con capacidades infinitas, con un aparato crítico, con sensibilidad, con habilidades analíticas. El reto es grande cuándo parece que estas sombras adquieren nuevos adeptos día con día y sus poderes como lo mencionas son grandes como 'sonar convincentes'. Te felicito por tu texto, es relevante, pone el dedo en una llaga que de no curarse se convertirá en una herida mortal.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que de que el artículo fuese comprensible y de que te gustase.
    Me impresiona que menciones que este hecho se de también en la universidad. Yo al acabar de entrar a ella he sido incapaz de identificar velas apagadas entre mis compañeros. Es bueno saber que hay profesores que se preocupan por esos alumnos.
    En este caso, me preocupa mucho más lo que ocurre en los institutos, puesto que es ahí donde la mayoría de estas velas decide dejar los estudios, todo por una falta de orientación y ayuda que les podría haber hecho seguir adelante. Ojalá todos los profesores fueran como tú y se esforzaran en resolver esta llaga, como bien denominas.

    ResponderEliminar
  3. Adán, lamentablemente, no toda la culpa la tiene la Administración que delega la ardua tarea discente en el centro docente y este, a su vez, se la encarga al enseñante. Los padres también deben ejercer la parte que les toca -como progenitores- y dedicar un tiempo a su educación. La sombra es la cara opuesta de la luz pero debemos saber qué hay en medio captando esa sol y proyectando dicha sombra... ;)

    ResponderEliminar
  4. Algo que leí esta mañana. Seguro que lo entiendes. Es un proverbio chino:
    "Quand le sage montre la lune, l'abruti regarde le doigt"

    ResponderEliminar
  5. El otro día asistí a una conferencia dada por Adela Cortina en la Facultad de Filosofía en Salmanca en la que salió a colación el tema de la educación. Un apunte de Adela me pareció muy interesante: No se educa en la escuela, educa la sociedad. ¿De qué sirve la educación que se da en los centros de enseñanza si luego por televisión u otros medios se enseña totalmente lo contrario?

    ResponderEliminar
  6. Qué gran verdad reafirmas en tu texto y qué lástima que el fenómeno se extiende por tantas latitudes. Soy profesora del área de lengua y acá en México las sombras oscurecen el sol que tan intensamente alumbra a nuestro país. Por lo que describes, tal pareciera que el "quinto sol" tan anhelado por la cosmogonía náhuatl se viera ofuscado con esta masa de jóvenes renuentes a la lectura y prófugos del esfuerzo y del trabajo constante, aludiendo que éste carece de diversión, concepto que ha permeado sus mentes haciéndoles creer que el estudio debe ser fácil, lleno de juegos y diversión. Lo triste de estas ideas surge muchas veces de las posturas que los padres tienen acerca del estudio. Muchos de ellos envían a sus hijos a la escuela para que ahí se les eduque, error que pocos admiten. Incluso directivos de instituciones educativas quienes exigen de su plantel docente dinámicas de trabajo más parecidas a las funciones de un cómico que de un educador.
    Difícil ir contra dichas posturas por lo que tu escrito, Adán, sirve de aliento para seguir la ruta del salmón.

    ResponderEliminar