domingo, 2 de noviembre de 2014

El no-individuo y la sociedad actual

"El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo."
Friedrich Nietzsche

Siempre me ha parecido increíblemente sorprendente la capacidad general de evitar la reflexión de mis conciudadanos.  No he vivido veinte años, y aún así tengo la sensación de estar rodeado por una especie de zombis que siguen la estela designada por los diseñadores de esta nuestra actual sociedad, una estela que se divide en tres simples pasos.

Primero, uno ha de estudiar, preferentemente algo cuyas salidas sean abundantes, independientemente de las preferencias propias. Recuerdo con cierta tristeza, una charla acontecida en mi instituto, la cual era de asistencia obligatoria y cuyo contenido no era otro que el de promocionar los ciclos de grado mayor, lo que no debería suponer ningún problema. Sin embargo, el orador soltó una perla difícil de olvidar, en la que nos recomendaba obviar las carreras universitarias porque en el momento presente sobraban licenciados y graduados en el mercado laboral.

Segundo, una vez se ha estudiado aquello que el mercado necesite, uno se dispone a pasar el resto de su vida trabajando en ello, goce de esa actividad o no, en general en unas condiciones de trabajo siempre mejorables, y mientras uno sea necesitado, pues cuando eso ya no ocurra, se verá expulsado del mercado laboral hasta encontrar otro lugar donde sí se le necesite. Y si no, rezar para que lleguen las ayudas del estado.

Tercero, jubilarse, el "premio" recibido por toda una vida de esfuerzo dedicada a ese dios que llaman Mercado Laboral. Y digo "premio", porque si las cosas van mal, el jubilado en muchas ocasiones dispondrá de una pensión irrisoria con la que apenas podrá sobrevivir. Y así, habremos vivido nuestras vidas bajo los conceptos establecidos por el Estado, convirtiendo nuestra existencia en una especie de condena. Todo por "ganarse" la vida, cuando lo único que hace es perderse.

Por todo ello, encuentro apasionante la vida de todos aquellos rebeldes, que luchan a su manera contra este podrido sistema, en el que importan más las apariencias que el interior, en el que vale más un buen coche que una buena charla, en el que nos pagamos viajes caros y nunca llegamos a conocer la belleza autóctona, en el que se desprecia el valor de los momentos sencillos.

Uno de estos rebeldes fue Christopher McCandless, en cuya vida se basa la película Hacia rutas salvajes, que decidió emprender un viaje espiritual por EEUU, para intentar encontrarse a sí mismo, y lograr una mayor conexión con la naturaleza, habiendo donado antes todo su dinero y sobreviviendo día a día con poco más que lo puesto.

Otro caso, aunque este aún más extremo y no basado en hechos reales, es el de El club de la lucha. Es apasionante ver como el protagonista, dominado por la visión del mundo capitalista, encuentra una salida en el nihilismo absoluto, porque " Desempeñas trabajos que odias para comprar cosas que no necesitas", por lo que "únicamente cuando lo pierdes todo, eres libre para actuar".

Ya Fray Luis de León, quién vivió en el s.XVI, escribió "[...] dichoso el humilde estado, /del sabio que se retira / de aqueste mundo malvado, / [...] y a solas su vida pasa, / ni envidiado ni envidioso", y todos aquellos que intentaron revolucionar la idea de individuo por encima de la sociedad, como Nietzsche, fueron rápidamente renegados, y quizás hoy en día todavía no estemos preparados para tal revolución, quizás a Nietzsche le queden todavía años para llegar a la conciencia general, al día en que la gente se plantee su vida y su forma de vivirla.

Y aún así, yo mismo no sé cuál ha de ser la forma correcta de vivir la vida, si acaso existe, y si se puede aplicar a todo el mundo. Es evidente que la sociedad es necesaria, pero la sociedad actual es una organización corrupta desde sus más profundas raíces. Lo único que intento, a través de todas estas palabras es despertar la conciencia de la gente, que por una vez se planteen, de manera un poco más profunda, qué están haciendo con sus vidas.

Mientras tanto, yo me seguiré preguntando qué hacer con la mía, y en caso de no alcanzar una respuesta, me atendré a las palabras de Javier Ibarra, "yo tampoco sé vivir, estoy improvisando."

2 comentarios:

  1. En un mismo artículo dos referencias que aprecio, la de Hacia rutas salvajes y la de El club de la lucha. Aquí falta Walden, de Thoreau.
    Aquí ricardo, el de los papirómanos, he pillado tu blog y le voy a echar un vistazo.

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  2. En un mismo artículo dos referencias que aprecio, la de Hacia rutas salvajes y la de El club de la lucha. Aquí falta Walden, de Thoreau.
    Aquí ricardo, el de los papirómanos, he pillado tu blog y le voy a echar un vistazo.

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