domingo, 10 de junio de 2012

Un simple hombre

''Entre molesto y adormilado Egidio, un apacible granjero, enfiló un buen día hacia las colinas, dispuesto a confirmar la noticia de la presencia de un gigante en sus tierras. Un buen susto, un disparo fortuito y la huida del gigante al creer que le habían picado los tábanos, pondrían fin a la invasión al tiempo que daba comienzo una disparatada historia: Egidio el granjero de Ham, se había convertido en un héroe''.
De J.R.R. Tolkien, en Egidio, el granjero de Ham.

Toda la obra de Tolkien se sitúa alrededor de la literatura fantástica, la que fue siempre su gran pasión. Los primeros relatos y cuentos, dedicados principalmente a sus hijos, acabaron desembocando en el El Hobbit, que por casualidades del destino acabo en manos del presidente de una editorial. Tras dejárselo a su hijo para que lo leyera, fue tal el encanto de este, que el presidente decidió publicar el libro. Después del gran éxito de esta obra, se le pediría a Tolkien que llevase a cabo una segunda parte de ésta. Esta petición llevaría a Tolkien a escribir la archiconocida saga de El señor de los anillos, mucho más madura y oscura que El Hobbit

Esta información es necesaria para entender la importancia de Egidio, el granjero de Ham, pues no es más que una parodia de la épica que transcurre en las obras anteriormente nombradas. Egidio, un simple granjero, que más por suerte que por otra cosa, acaba convirtiéndose en un héroe, e incluso recibe una espada como regalo del rey por haber expulsado al gigante de sus tierras. Más tarde, con la llegada de un dragón a los dominios del rey, este hace un llamamiento a todos los caballeros para que acaben con el dragón. Sin embargo, solo recibe excusas, mientras el dragón sigue arrasando pueblo tras pueblo.

Es en este momento en el que se demuestra el verdadero carácter de Egidio. El pueblo acude a su héroe particular, el cual, al igual que los caballeros, no deja de poner excusas, aunque las suyas se centran en su trabajo como granjero. Al final, Egidio llega a una fatal conclusión: ''Se estaba dando cuenta de que cuando se alcanza cierta reputación, se hace preciso mantenerla, y que esto puede resultar incómodo''. Aquí no encontramos a un valiente Aragorn dispuesto a sacrificar su vida para que Frodo cumpla su propósito. Todo lo contrario, pues lo que encontramos aquí es un hombre cuya cobardía le impide enfrentarse a una bestia que deja una estela de muerte y destrucción a su paso, y se refugia en su granja. Solamente cuando se da cuenta de que si se continua negando puede perder su reputación, decide actuar. ¿Por qué? Por simple orgullo, por simple vanidad.

De esta manera, se demuestra lo importante que es la influencia del resto sobre nosotros. Para poder seguir disfrutando de una alta concepción de sus vecinos, decide arriesgar su vida y enfrentarse desde su humilde posición de granjero a una bestia tan temible y poderosa como un dragón. Pocos son los héroes que realmente existen, más bien, lo que uno puede encontrar a su alrededor se asemeja más a la parodia que es Egidio. Un hombre simple, que por casualidades del destino, resulta ser un héroe a ojos de los demás, pero que en el fondo, sigue siendo un simple hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario