martes, 3 de julio de 2012

Solo somos números

La conciencia de que al fin y al cabo no somos más que números me llegó mientras estaba realizando el examen de selectividad. Para diferenciar los distintos exámenes se nos entregaba una serie de pegatinas en las cuales figuraba un código de barras. Lo único que diferenciaría mi examen del de otro compañero sería un código de barras. En definitiva, me había convertido en un producto.

Comprendo la impersonificación que se debe llevar a cabo en esta clase de pruebas, en los cuales los profesores no deben saber nada acerca de aquellos cuyos exámenes están siendo corregidos. Incluso sin conocer directamente al alumno, el simple hecho de que figure en el papel el nombre de este puede influir en la calificación del profesor. Inconscientemente, los nombres nos recuerdan a otras personas, lo que influiría a la hora de puntuar el corrector.

Sin embargo, estaba tomando conciencia de algo más grande. La impersonificación se ha efectuado a gran escala. Para aquellos que gobiernan el país, nos somos más que números que rellenan las tasas de paro o de fracaso escolar, (las cuales el gobierno planea aumentar con sus medidas de austeridad). Solo servimos para rellenar determinadas estadísticas que decidirán si el país es o no rentable a ojos del Dios Mercado.

Y es que este Dios Mercado se está llevando mucho de lo que habíamos ganado, y nos evitará que consigamos lo que todavía nos quedaba por lograr. Se lleva el humanismo y lo sustituye por las matemáticas. Si la operación no sale rentable no se realizará, sin importar las vidas que queden destrozadas. Cada vez quedan menos personas. Ahora solo somos números.

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